Este tipo de productos que son “sanos” suelen tener ese tono de renuncia donde vemos al famoso de turno recomendándolo de manera casi informativa, muy alejada de los códigos de disfrute. Por otro lado Snatt’s tampoco era un Kit-Kat. Debíamos buscar un equilibrio entre estos dos mundos y encontrar un lugar para ocupar donde la marca no se percibiera como intrusa.

Así decidimos mezclar códigos. Que la propia campaña fuera un viaje de transición entre la clásica comunicación informativa de producto sano de renuncia y la típica comunicación divertida de producto “snackero”.